03 Dec
03Dec

GALIMATÍAS SIONISTA

POR JCM


 

La convicción milenaria de un pueblo elegido por Dios, de ser los dueños de la “tierra prometida” y rechazar al Mesías cuando “habitó entre nosotros”, ha llegado al colmo al politizar esa esperanza en una promesa global de dominio de los recursos naturales.

El Sionismo es una visión de esta distorsión histórica y espiritual, donde el “yo” predomina sobre el “tú”.

Éstos, “dueños” de La Tierra, fustigan a las naciones que poseen enormes reservas naturales para apoderarse de ellas a través de la guerra, la banca mundial y las ideologías.

Un caso reciente, es la guerra impuesta por Arabia Saudita, en coalición con los Emiratos Árabes contra el país más pobre de la región: Yemen.

Actualmente la ONU ha condenado a Estados Unidos de América, Francia y Reino Unido de ser cómplices de crímenes en este conflicto y por su respaldo a Arabia Saudita y proveer de armas y apoyo logístico a esta inhumana coalición que ha causado la muerte de 85,00 niños menores de cinco años por la mala nutrición y el cólera. Esta hambruna devastadora hunde sus raíces en la Primavera Árabe de 2011 al dejar el poder de Yemen en manos del vicepresidente haidí.

Estas rivalidades regionales en la actualidad están fomentadas por Israel y los Emiratos Árabes del Golfo contra Irán y sus aliados Hezbolá y los Hutíes, cada vez que promueven convenciones para la paz. Han sido torpedeados por Israel y Arabia Saudita, que ha visto amenazada su supremacía en la región.

Irán exige respeto como potencia regional contra la triada Washington-Tel Aviv-Riad que no es otra cosa que una alianza sionista-wahabita que no pierden oportunidad de criticar a Irán o buscar alternativas para atacarlo. Esta alianza dio todo su apoyo a la coalición liderada por Arabia Saudita en su agresión contra Yemen.

Pero quien bombardea territorio yemení, incluso con aviones israelitas y apoyo del régimen sionista es la dinastía de la familia real de Arabia Saudita.

Un proveedor a modo de petróleo a los E.E.U.U. es Arabia Saudita, que al ver menguados sus yacimientos, por la explotación de la petrolera más grande del mundo, ARAMCO, que produce más de diez millones de barriles por día (tres veces más que EXXON Mobil), recurrió a la invasión militar de su vecino Yemen, para apropiarse de sus grandes reservas petroleras. A los saudíes les falló el cálculo y su operación militar, que iba a ser un paseíllo de semanas, lleva cerca de cinco años a costillas del pueblo yemení. Los hutíes, una fuerza militar en Yemen, han podido defender al país y a los saudíes les ha salido el tiro por la culata. Estos “partidarios de Dios” (An Sarolá) es un grupo insurgente predominantemente zaidí chiíta que opera en Yemen a consecuencia de la guerra civil yemení, producto de un golpe de Estado contra el presidente Abd Rubbúh Mansur Al-Hadí en 2014. Desde entonces hay cuatro fuerzas militares disputándose el territorio con igual número de intereses económicos, políticos y religiosos.

Por un lado, el Yemen del gobierno de Haidí, que agrupa a las Fuerzas de Seguridad, a los combatientes tribales, a once aliados árabes y mercenarios de ocho países (incluye mexicanos) y respaldado por catorce países, entre ellos E.E.U.U., China, Reino Unido y Francia.

Todo esto contra el Comité Revolucionario, las Fuerzas de Seguridad pro Salé, la Fuerza Aérea, la Guardia Republicana Yemení, los hutíes y el Movimiento Ahrar-Najran; además, este Comité tiene que lidiar contra Al Qaeda y el Estado Islámico.

Este batido de intereses es producto de los manejos del Sionismo internacional para dividir una posible amenaza en el Medio Oriente y la sed insaciable de petróleo de Occidente.

Un actor en este conflicto es la República Islámica de Irán, a la cual acusa el Príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salmán que pide una acción directa contra Irán para evitar un colapso económico mundial.

Como el Príncipe “ya no quiere queso sino salir de la ratonera”, habla por primera vez ante los medios de comunicación, tras el ataque aéreo contra la planta de procesamiento de crudo de Abqaiq y contra el campo petrolífero de Khurais realizado el 14 de septiembre, que forzó a Arabia Saudí a reducir su exportación de petróleo a la mitad y el retiro del mercado del 5 % del petróleo que circula en el mundo y por lo tanto, una subida del 19% en su precio, la mayor en más de treinta años.

Una buena salida de esta agresión es, sin duda, endosarle la culpa a Irán y arrastrar consigo a un sinnúmero de países a una guerra de pronóstico reservado. Así las cosas, el aliado de las saudíes, el presidente Donald Trump, no mordió el señuelo sionista -que manipula para que otros libren sus guerras-, detuvo a tiempo una respuesta militar contra Irán, hasta averiguar y descifrar este galimatías sionista que puede ser el inicio del fin.

2019


Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO