06 Feb
06Feb

¡YEIDCKOL SE APAGA!

Por J. C. M.


Yeidckol dice que sigue siendo la presidenta de MORENA y no su secretaria, después de haberle sido arrebatado la dirigencia por el Congreso Nacional Extraordinario de MORENA, al elegir al “galán” diputado federal, Alfonso Ramírez Cuellar como presidente interino del partido, para organizar la elección interna, después de que le den licencia de su cargo público.

Bertha Luján Uranga, promotora de dicho congreso, cuestiona las sucesivas prórrogas de Polenvsky para mantenerse en el puesto, alegando un apego irrestricto a los estatutos de su partido.

Por su parte, López Obrador le advirtió a Yeidckol: “Si te olvidas por qué llegamos a aquí… llegamos en pos de otros, luchar para otros”. Después de estos pronunciamientos, tal parece que la estrella de Yeidckoll se apaga en MORENA con el aval de presidente.

Ya se sabía que la estrella de Yeidckoll estaba sujeta con alfileres que fueron cayendo desde el pleito con Mario Delgado. Así, esta compañera de AMLO ve declinar su luz. “El compañero presidente” la ha abandonado. Esto se veía venir desde que le sacaron sus trapitos al sol, aquellos negros trapitos de la condonación de impuestos de su labor empresarial. La competencia está ruda; se creyó intocable y ya le cayó un rayo del poderoso Zeus. No le valió haber defendido a AMLO, haberse convertido al judaísmo, ni haber elevado loas a Nicolás Maduro. Parece que tampoco ha despertado del sueño de hacer de México una república bolivariana.

La venció su propio ego, su incuestionable fe en sí misma y la traición de sus compañeros de ruta.

Esta protagonista de la yo-yocracia ya no se cuece al primer hervor; ya están viejos los pastores con 62 años. Ahora está repudiada por sus amigos y no queda nada de aquella jovenzuela oportunista que saltaba alegre alrededor de otros partidos, con un nuevo nombre, con una nueva religión y con nuevo partido.

Tal parece que se le está desdibujando el ajedrez a MORENA y en el juego de los yo-yos, se están dando con el puño cerrado. Y se nota que no son los impecables que se decían; son seres mortales y en estos pleitos salen lastimados. Yeidckol ha recibido un doloroso rejón y se niega a morir y tal vez la regresen viva al corralón.

Yeidckol ya no puede sostenerse por sí sola, y tendrá que pactar y reconocer su realidad… “No soy Yeidckol Polevnsky, soy Citlalli Ibañez Camacho”.

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