14 Jan
14Jan

PERSAS Y JUDÍOS I

Por J. C. M.


La operación secreta “Alfombra Mágica” condujo a miles de emigrantes yemenitas a Israel bajo de “Ley del Retorno”, que otorgaba a los judíos residentes en cualquier parte del mundo el derecho a emigrar a Israel, una operación de rescate realizada entre junio de 1949 y septiembre de 1950 que llevó a 49,000 judíos al recién fundado Estado de Israel -luego del despojo de tierras que hicieron a los palestinos vía Inglaterra-. El imán Ahmad Ibn Yahya dio su secreta aprobación para la realización del puente aéreo por el que fueron rescatados de la ira musulmana para afrontar un nuevo modo de vida.

Sin embargo, varios miles de niños fueron secuestrados por las autoridades de Israel so pretexto de vacunación y declarados “muertos o desaparecidos”. Tiempo después se supo que la mayoría de ellos fueron vendidos a familias occidentales y otros fueron utilizados como conejillos de Indias para los experimentos de los científicos israelíes.

De esta brutal manera se fue poblando el Israel moderno en el inicio de su artificial existencia gracias a una injusta intervención de los vencedores en la Segunda Guerra Mundial. Igualmente brutal inició su relación con los pueblos que los rodeaban: Siria, Líbano, territorios palestinos ocupados, Cisjordania y Gaza.

Otros actores en esta región son los kurdos. Las relaciones entre el pueblo judío y los kurdos son estrechas desde los tiempos de Ciro el Grande de Persia. Tras ser conquistados por los asirios, los judíos se encuentran retenidos en tierras del Kurdistán y el rey Ciro les permitió volver a Palestina, pero muchos optaron por quedarse. Una figura sobresaliente fue Asnet Berzani, una mujer judía y kurda que vivió en Irak a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII y es considerada la primera rabina de la historia y primera líder kurda.

Cuando se creó el Estado de Israel, varias familias kurdas huyeron de Irak por la persecución de Sadam Husein y el partido Baaz; se fueron hacia el Irán de Mohammed Reza Pablevi, aliado de Israel, apoyando después el referéndum de Independencia del Kurdistán iraquí de 2017.

También Israel coopera con los grupos kurdos iraníes que desean la independencia del Kurdistán iraní para debilitar el régimen de los Ayatolas.

Todos estos acontecimientos fueron creando un ambiente de hostilidad entre Irán e Israel.

Otro elemento es el carácter propio del actual pueblo iraní que arrastra el conflicto sectario desde la muerte de Mahoma. La rama más tradicional y ortodoxa del Islam son los sunitas que mantienen un sistema legal islámico claramente codificado, representado actualmente por Arabia Saudita. Por otro lado, los chiítas, son una facción política -del partido de Alí, yerno de Mahoma- que reclama su derecho de liderar a los musulmanes. Alí murió asesinado y se les negó a sus hijos el derecho de sucederlo, y también fueron asesinados. Este antecedente trágico e histórico define el concepto chiíta del martirio y de sus rituales de lucha. La fe chiíta se caracteriza por un distintivo elemento religioso en forma abierta y constante. Esta visión chiíta es la que comparte casi todo el pueblo iraní y nos permite comprender las relaciones actuales entre Yemen, Arabia Saudí, Irán, Irak e Israel.

Los sunitas son mayoría en el Islam: entre el 85% y el 90% pertenecen a esta corriente y los chiítas sólo representan del 10 al 15% de los musulmanes.

En junio de 1967 se libró la Tercera Guerra Árabe-Israelí, que desencadenó la ocupación de los Altos del Golán con la oposición de la ONU y la insistencia de Israel de que la soberanía israelí (Sionismo) es “la realidad”.

“La realidad” con los Altos del Golán es que la meseta cubre una superficie de 1800 km2 de los cuales 1200 km2 están bajo ocupación militar de Israel y está ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria.

Allí encuentran su fuente parte de los afluentes del Jordán y hasta el 33% del abastecimiento de agua de la región. El suelo es muy fértil y un tercio de la producción vinícola israelí proviene de esta zona. Además, la parte sur de los Altos del Golán han descubierto importantes yacimientos de petróleo que proporcionarán años de autonomía energética a Israel.

 

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