14 Jan
14Jan

PERSAS Y JUDÍOS II

Por J. C. M.


 

En su afán de consolidarse como una superpotencia regional, Israel se ha puesto como meta acabar con Irak y Libia, y con el “Eje de resistencia”: Irán, Siria, Hezbolá y Hamas.

Otros de sus objetivos es impedir que Irán alcance el Mediterráneo y dar al traste con el gasoducto Irán, Irak y Siria; la expulsión de Irán de Siria y alejarla de la influencia rusa y de la Ruta de la Seda.

Israel ha comunicado a Moscú que si Irán continúa extendiendo su poder en Siria, Israel bombardeará el palacio presidencial de Damasco (Wikiliks). Irán financia a Siria desde 1980 por cientos de millones de euros a cambio de mantener una presencia militar en las fronteras de Israel, para disuadir a Israel de agredir a Irán.

Ante esta situación, la Siria de Asad es un contrapeso a Israel y último retén del avance del ejército israelí hacia Irán.

 Teherán no quiere un enfrentamiento con Israel y niega constantemente su base militar en Siria. Asad garantiza la presencia militar de Irán en Siria, por eso Arabia Saudita, Israel y Turquía piden su cabeza.

La fuerza Quds iraní está diseñando una milicia a lo largo de la frontera israelí para echar una mano a Hezbolá en caso de una agresión de Israel a el Líbano.

La lucha política entre la República Islámica de Irán y el Estado de Israel, desde el ascenso del republicanismo teocrático del Ayatola Ruhollah Jomeini, se ha vuelto enemigo mortal del estado judío -ha tratado de eliminar a los aliados políticos como Hezbolá en el Líbano y Hamás y a Yihad Islámica de Palestina que han apoyado junto a Irán al gobierno sirio de Bashar al Asad en la guerra civil.

Ante esta perspectiva, los recientes acontecimientos entre Irán y Estados Unidos pintan un panorama de miedo en la región.

El Estado de Israel y Donald Trump han declarado la guerra a los chiítas y éstos a los Estados Unidos de Norteamérica, que son sirvientes del Sionismo internacional.

Esta cuña dolorosa incrustada en medio del mundo árabe fue una estrategia de los aliados de Estados Unidos e Israel para proteger y aprovecharse de los inmensos recursos energéticos de la región y como dique a las aspiraciones de Rusia y China de integrarse a la economía europea por medio de la Ruta de la Seda.

¿Que todo esto desatará una Tercera Guerra Mundial? Es obvio que no hay elementos necesarios para hacer una afirmación de esta envergadura, porque lo único en litigio es el petróleo del área y la influencia de Israel como superpotencia nuclear en Medio Oriente.

No hay rival en la región para la dupla E.E.U.U.-ISRAEL. El que se ponga “girito” será vapuleado militarmente, y Rusia y China no le van a entrar a la guerra porque sus aspiraciones son más negociables que la visión chiíta de Irán.

A Irán lo van a someter a una guerra de desgaste militar hasta acabar con él y el propio pueblo iraní repudie a los ayatolas para poder brincar a un régimen más propicio para Israel y Estados Unidos, como en los tiempos de Reza Palevih.

Europa está a la expectativa y mordiéndose las uñas por haber hecho amarres energéticos con Rusia, siendo que Estados Unidos dará un golpe de autoridad sobre el Medio Oriente para que todo favorezca a Israel.


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